¿Puede el deteriorado universo cinematográfico de Marvel ser rescatado con una tonelada de comedia frenéticamente autoconsciente? En un momento en que cada vez menos personas se interesan, ¿podrá este gran estreno de verano hacer que vuelvan a reírse de lo que antes les apasionaba? ¿Puede el género de superhéroes recuperar su trono con una avalancha de risas protagonizada por Deadpool, el ingenioso justiciero interpretado por Ryan Reynolds, en una extraña pero divertida pareja de acción junto a Wolverine, el sabio y serio Hugh Jackman? La respuesta es un «sí, pero».
Deadpool siempre ha sido una sátira, pero esta película va más allá al instar al público a dejar de tomarse en serio lo que está viendo, desmantelando la cuarta pared en mil pedazos y haciendo chistes sobre «nerds» que guardan su «calcetín especial» para escenas de combate. Con una alegría casi traviesa, se burla de las enrevesadas líneas temporales del MCU que permiten resucitar personajes, además de incluir un montón de bromas corporativas sobre la adquisición de Fox por parte de Disney, como si los civiles estuvieran tan interesados en esto como los actores de Hollywood.
Reynolds ofrece momentos de gran humor, a veces brillantes y otras veces completamente insoportables, creando una mezcla extraña e intrigante. Su Deadpool, ahora simplemente Wade Wilson, es un vendedor de coches deprimido que intenta, sin éxito, unirse a los Vengadores. Sin embargo, es reclutado en secreto por el inquietante británico Paradox, interpretado por Matthew Macfadyen, quien le encomienda liderar un proyecto secreto para acabar con este universo en declive dentro del multiverso. A pesar de las tentaciones de convertirse en el «Jesús Marvel» sacrificial, Deadpool se niega y recluta al gruñón Wolverine de entre los muertos para frustrar este plan.
Ambos se encuentran atrapados en un lugar llamado el vacío, cuya similitud con las películas de Mad Max es abordada con bromas premonitorias. Allí se enfrentan a una villana aterradora: Cassandra Nova, la hermana gemela calva de Charles Xavier, interpretada por Emma Corrin. Aunque Deadpool y Wolverine discuten y pelean, en el fondo son un equipo. Wilson también cuenta con la compañía de su amigo Peter, interpretado de manera entrañable por Rob Delaney.
A pesar de las risas y la energía del filme, el humor se ve eclipsado al final por un sentimental recuerdo que celebra los mejores momentos de Hugh Jackman en la saga de X-Men. En esencia, Deadpool tiene razón: él es el «Jesús Marvel», el personaje que se eleva para dar sentido a todo el universo de Marvel desde una perspectiva humorística, manteniendo la maquinaria en movimiento hasta que el MCU regrese a su seriedad original. Es divertido y agotador.